Un viejo asomado a un balcón es toda una vida que contempla la vida.
Un resto de curiosidad aún intacta según se inclina a mirar.
Un segundo de belleza en la mano que sujeta la cadera.
Un momento de fragilidad en la otra que agarra temblorosa la baranda.
Un viejo asomado a un balcón es un niño que perdió hace años su pelota que cayó a la calle,
y que sentado al fresco en el balcón, la echa de menos sonriendo.
Viernes, 24 de Julio.
Fano. Italia.
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