CANNE DE PERRO                                                                                                                    Entrevistas, encuentros y ladridos con artistas andaluces que resisten como canne de perro los tiempos.

Mi mare me dijo a mí que cantara y no llorara - VALIENTE PLAN

Me encuentro con Carmen, Lola y Paqui. La cita era en los Vázquez, donde la brisa te hace olvidar el asfalto y  en ocasiones, hasta te hace creer que puedes oler a sal (¡Vivan los imaginarios!) Carmen tiene contactos, así que nos ponen la cerveza bien fría y además, cacahuetes. Este era el plan.

Las miro y parece que se les hayan olvidado el uniforme de cajeras o los trajes de flamenca. Ahí están 25 años después y viviendo el teatro. Tengo a Valiente Plan delante. Había escuchado hablar de su compañía en las aulas de la escuela, en cursos de la ciudad y a gente que ladran teatro o que ven teatro. Me sorprendo y alegro cuando descubro que ellas eran ellas, las encuentro en “Los árboles” y ahora están aquí.

Después de un rato, Lola me dice con esos ojos guasones: “Bueno, nosotras teníamos una entrevista” Reímos y me meto en el papel de periodista, reconozco que algo nerviosa por ser la primera y porque además son mi tata, mi madre y mi Loli. Saco el cuaderno porque siempre queda más formal. No voy a escribir nada, no voy a grabar nada. Paqui me advierte que viene mucha información, y yo me doy cuenta de que vienen muchas cervezas pero me permito escucharlas, escuchar la historia de Valiente Plan. No voy a recordar nada, pienso.

Son mediados de los 90 y como buena historia del teatro andaluz comienza con el célebre CAT, ese anhelado lugar al que cualquiera de mi generación le hubiera encantado conocer o al menos colarse en una de sus clases o pasillos un ratito.

Carmen y Lola se conocen allí, compartían escuela.Pero Lola me dice que donde se conocieron fue en un viaje en tren. A las dos se les ilumina la mirada recordando ese viaje en tren a Valencia cuando dos alumnas del CAT viajaban para hacer de coro, de figurantes, de lo que hiciera falta en el espectáculo Happy End que organizaba un profesor de la escuela. Trasnocharon el tren con charla, reconociendo sus voces y anticipando lo que serian las horas de furgona, pasando la noche en vela. Lola me dice que es uno de los recuerdos más bonitos que tiene en su vida. Me parece mágico. Entonces, pedimos otra cerveza más. 

Lola recuerda cada año, incluso cada mes de la historia. Carmen apuntilla y resume, Paqui detalla y especifica. 

 Paqui está en primero del CAT y va a ver la muestra de los alumnos y alumnas de 3º.

“Era el aula 31”-  Apunta como si aquel día fuera a ver a Las Grecas.  

Me dice que estaban deseando ver el trabajo del alumnado de Juan Carlos Sánchez y sus máscaras contemporáneas. 

Después de esa muestra, parece que no se podían despegar los personajes y deciden seguir investigando cada tarde. El restaurante de comida de Carol, era la mejor sala de ensayo para que un grupo de actrices:Lola Botello, Carmen León, Carmen Frigolé y Lola Marmolejo descubrieran las historias de azafatas, amas de casa o cantantes frustradas. Así nacería Valiente Plan.

Hay ilusión en sus palabras, me emociona ver que han pasado 25 años pero que ahora mismo están estrenando en la Sala Politécnica con sus compañeros Paco León y Guillermo Weickert como taquilleros y con las ganas en los ojos. Han despegado con su espectáculo A tu vera (1995) y todo empieza a correr como mecha encendida. El impacto de estos monólogos era brutal, pasar de la risa al llanto con estos personajes tan humanos, marcaba un nuevo estilo de teatro andaluz, personajes huérfanos de compañía, de amor, pero conformados por una energía supersónica. Cuatro mujeres en escena, sin artificios, vestidas de personajes reales con una máscara social universal que encajaba en cualquier territorio. Se instalan en La Imperdible, la antigua. La que no conocí, la que era un suburbio lleno del encanto que caracteriza los lugares reales. Noche tras noche o tarde tras tarde, la gente ocupaba las butacas para ver a Valiente Plan. Estas historias de mujeres llegan a Palma del Río y en consecuencia, viajan a Barcelona.

Hemos pedido otra ronda. ¡Esto promete! 

Les pregunto como vivían esto. Me cuentan que con una emoción acorde a su trabajo, con ganas. Yo noto con disfrute y con la profesionalidad de que es un trabajo, ni más ni menos. 

Están en el Festival de Grec de Barcelona, asumiendo que van a fondo perdido y durmiendo en apartamentos que parecen Chernóbil, apunta Botello. 

“Pero vamos que el Grec tenía un catálogo así” dice León haciendo con la mano un gesto como un libro de Petete. 

“Estábamos en lo OFF, OFF. Toda una semana” sitúa Lola. Anticipo que estamos ante el punto de no retorno de esta historia y aparece en acción Mercé, la auxiliar de sala. Se encargaba de dar el parte del día y lo vivían como una auténtica quiniela.

 “Lunes: 2 personas, Martes: 4 personas, miércoles: 2.Si queréis cancelamos” – Mercé

¡Madre mía del amor hermoso, qué bonito es hacer teatro! pensé yo. Paqui ríe con esa risa contagiosa de fe y felicidad. 

Las actrices comenzaban a perder la fe (a veces pasa, otras también) y Mercé vino para cantar el gol que apuntaba el tanto (Léase en acento catalán):  

“Chicas, chicas, que ha venido Pablo Ley, el crítico del País.”

Ley era parte del aforo mínimo que solían tener, podría ser el numero 5 y se sentaba en primera fila. Me dicen que no escuchaban risas, puedo imaginar la tensión que conlleva eso. Me dicen que Pablo miraba fijamente. Me puedo imaginar lo que intimida eso. Me dicen que acaban sin saber cómo ha ido. Sé cómo es eso.

A la mañana siguiente en su habitación anti minas suena el teléfonoMercé apunta el gol de la victoria: "Chicas, ¿Habéis leído el periódico?"

 “NO SE LO PIERDAN”- titulaba Pablo Ley.  El resto de días el aforo de la sala off se llenaba al completo en cada pase. Amplían una semana más y las historias de A tu vera están más vivas que nunca. Ha llegado el punto de no retorno, la mecha sigue y sigue y sigue, más de 500 bolos durante 3 años. No paran. 

Pedimos más cervezas, siguen frías. Manuel está al tanto de reponer las rondas pero nosotras pedimos montaitos, el teatro da hambre. Hemos hecho temporada en Barcelona, en La Imperdible y en un montón de lugares con Poros abiertos (1998) su segunda obra, y sin dejar de estar en A tu vera. Son años de no parar, de construir, de estar con un libreto y con otro, produciendo, distribuyendo. En todo.

Botello mira a Paqui y dice: “Era la polvorilla que corría por los pasillos del CAT” y apuntan que tiene el don de las que salva. La fuerza de la Montoya llega a la Feria de Abril con una cajera de supermercado a dieta y conformando el trío valiente que con la pluma de  Antonio Onnetti y la dirección de Pepa Gamboa sacaban a la luz “La calle del infierno” (2002)

La energía de escena es extraterrestre. Veo a Paqui y a Lola encarnando a dos niñas y cantando “Sindy, mechas de moda” o  “Barbies siempre juntas” y me parece verlas en los espejos de los camerinos del Teatro Central cantando La Yuri antes de salir actuar con Los árboles. (Teatro Resistente, 2020)

Veo y reveo el vídeo en el Centro de Documentación de Artes Escénicas y me parece fascinante el poder de captación e hipnótico de las tres. Buceo en sus trabajos y me topo con Fin de partida (2004) de Samuel Beckett con Pepa Gamboa y David Montero a la dirección. 

Parece que el título anticipaba que esta compañía partía hacia otro lugar dramatúrgico, y parece que también anticipaba un final de una etapa. Carmen y Lola revisaban el clásico y desde esas maravillosas máscaras contemporáneas nos retrataban un Hamm y Clov propio, cercano.

Es la penúltima obra que realizarían juntas, pero la última como Valiente Plan. Ahora Carmen León, Lola Botello y Paqui Montoya se reencuentran en Los árboles de Teatro Resistente y comentan que ese Beckett tiene mucho de este Chéjov de Los Árboles. El tono, el acercamiento, las máscaras, ellas. Les recuerda a ese final de partida.

Desde entonces no han dejado de iniciar partidas o de jugarlas hasta que todo dijera basta pasando por el cine, teatro o televisión.

Me dicen que no son capaces de quedarse con ningún personaje de esos diez años. Recuerdan a esa Mari Cinta que encontraron en la puerta de un teatro, a esa Merche a la que con ese enigma que tienen las grandes, le regalaban cremas a la salida del teatro,  o con esa Toñi que hace vibrar la escena. No pueden elegir ninguna, porque son todas en ellas, creando desde ellas para encontrar un sitio. Estos personajes son esos que hemos sido o que hemos visto.

Carmen me dice que la comedia es como si te tomas un chupito de 90 grados, pero que al ponerle el hielo, nace el agua y entra mejor. Ese hielo es la comedia. Yo miro los personajes y pienso en los combinados de bar, y no hablo de esos que son un cóctel sino los combinados de tubo, con hielo aguado. Ese cubata de barra libre, el último de la feria que sabes que no debiste pedir pero que entra. Son personajes resaca, amargos, nostálgicos, verdaderos, lleno de luces y sombras, de denuncia y disfrute. Son personajes para vivirlos.

Manuel hace ruido como el alumno que comienza a recoger las cosas del pupitre porque que es la hora, el toque de queda. Han pasado cuatro horas, hemos cerrado Los Vázquez, pero hay ganas de charla. Seguimos las medidas legales de esta Era, pero continuamos la charla en lugares clandestinos y seguros. Ahora hablamos de la vida, pero siento que tiene todo de lo que respecta al teatro. Ahora siento que ha comenzado parte de la entrevista o que en realidad no ha terminado. Hay mucha risa, hay mucha guasa, hay mucha confianza. 

Llego a mi casa, feliz. He aprendido y me entra temor de cómo resumir la noche, resumir la vida, pero me río recordando episodios y las veo cantando mi "mare me dijo a mi que cantara y no llorara"  y creo que estoy ante una de las claves de la vida. Entonces, cierro los ojos y me quedo con el último brindis donde Carmen afirma:

“Estamos donde tenemos que estar”

 

 AMÉN. Buenas noches. 

 

Nieve Castro - @nievcas

PREMIO MERIDIANA 2019 del INSTITUTO ANDALUZ DE LA MUJER por 'Iniciativas que promuevan la educación y el desarrollo de valores para la igualdad'

DISCURSO DE AGRADECIMIENTO:

Sr. Presidente de la Junta de Andalucía, Sra. Consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Sra. Directora del Instituto Andaluz de la Mujer, Jurado, Sras. y Sres.
Asumo con orgullo y gran responsabilidad la tarea de ponerle voz a este agradecimiento en nombre de todas las premiadas.
En nombre de todas ellas, pues, y en el mío propio, agradecer al jurado que otorga estos premios el que se hayan detenido a apreciar la labor que ejercemos desde nuestro día a día:
-En nombre de Rosa Casado y M.ª Angeles García-Carpintero y sus clases que fomentan el estemos asistidos en materia de salud por profesionales más cómplices con las perspectivas de género y los casos de violencia y desigualdad.
-En nombre de Dolores Fernández y sus investigaciones, que permiten llevar a la práctica una agricultura más sostenible evitando daños en las cosechas, el suelo, el agua y la calidad ambiental.
-En nombre de Lola Galeano sus talleres de costura donde las costureras de las Tres Mil Viviendas, mujeres en riesgo de exclusión o situación de vulnerabilidad, consiguen aprender un oficio y trabajar con salarios dignos.
-En nombre de M.ª del Carmen García y su labor empresarial, que lucha por combatir los estereotipos de género en el sector minero y nos recuerda que la presencia de las mujeres a nivel profesional en todos los ámbitos es ya una realidad imparable.
-En nombre de Rocío Márquez y sus cantes y estudios, con los que intenta escapar de los estereotipos machistas del cante flamenco e intenta crear espacios solidarios y de igualdad.
-En nombre de Christina Linares y su tarea editorial, rescatando del olvido las figuras de poetisas, narradoras, políticas, investigadoras, mujeres que plasmaron por escrito vivencias y creaciones que ella recupera para que sean referentes y visibles.
-En nombre de Mar Arteaga y su quehacer divulgativo en sus programas, espacios para debatir sobre la situación de la mujer y darle visibilidad en diversos ámbitos de nuestra sociedad.
-En nombre del Servicio de Acompañamiento Psicológico a Mujeres Víctima de Violencia de Género de Córdoba, cuya labor pionera de cuidado y asesoramiento, ayuda a paliar el sufrimiento de las víctimas de esta lacra social que padecemos.
-Y por supuesto, en nombre de esas nueve primeras alcaldesas democráticas abrieron el camino que facilitó la posterior incorporación del resto de mujeres a la actividad política de este país.
-Para terminar, me van a permitir agradecer este premio también en mi nombre, y en el de cuantas mujeres se acercan a mis talleres de teatro, en los que constato cada día el beneficio del teatro como vehículo social que sirve para que las mujeres se reúnan, analicen sus conductas sociales, revelen sus miedos y deseos, traten los temas que les preocupan y aprendan a conocer y a conocerse desde el punto de vista de la ficción dramática y aprendan a expresarse desde esa libertad que nos da el conocimiento propio y ajeno. Y también en mi trabajo en el escenario como actriz y cantante, donde siempre he entendido mi trabajo desde el continuo
cuestionamiento propio y del mundo. Ser intérprete no es más que convertirse en un hilo que con entrega y amor va de la creación al público. Ese hilo, en mi caso, tiene la mirada y el cuerpo de una mujer, que quiere estar en el escenario como es.
Ahí radica mi posicionamiento: mis gestos, mi mirada, mi cuerpo son lo que son, y no están al servicio de lo que se supone que han decidido que seamos sin contar con nosotras, sino de otras miradas, voces y cuerpos que tienen que ser posibles.
Creo que todas ellas estarán de acuerdo conmigo si digo aquí que estos premios podrían haber sido otorgados igualmente a miles de compañeras que tenemos dando clases, investigando, cosiendo, cantando, cuidando, dirigiendo, actuando, publicando, asesorando, informando o estudiando con nosotras cada día. Cada vez somos más las mujeres que tomamos conciencia del poder de cambio que juntas generamos haciendo lo que tenemos que hacer y prueba de ellos es lo que ha sucedido hace 3 días, este pasado 8 de marzo en la calle. Y ya para concluir, me gustaría expresar un deseo en el que seguro me acompañarán también mis compañeras premiadas: yo quisiera que este premio desapareciera junto con las cuotas necesarias, la discriminación y la brecha salarial, porque ya no necesitáramos reivindicar la igualdad, ni la erradicación del machismo, ni la violencia de género, porque en esta sociedad por fin se hubiera entendido que sin nuestra forma de concebir los cuidados y la salud, la investigación, el trabajo digno, la música, el mundo empresarial, la literatura, el teatro, la psicología, el periodismo o la política el mundo está incompleto, sesgado, falto de la fuerza y sin la vida que le insuflamos las mujeres cada día.
Mientras llega ese día, gracias por reconocer nuestra labor que no dejaremos de ejercer con amor, valentía y llenas de esperanza.

Lola Botello: tenaz sensibilidad sobre las tablas

ENTREVISTA:

28 junio, 2018

Amar lo que se hace. Conversar con personas que representan la coherencia absoluta en sus vidas, y confirmar, por si alguna vez se dudó, que el entusiasmo verdadero es contagioso. La pasión por el trabajo, el movimiento. Y una mujer, gran profesional, que ha dedicado su vida al trabajo en el escenario, actuando, cantando, en su labor docente o como traductora. Apasionada, inquieta y con ganas de vivir, logra robar momentos a este trabajo para “compartir tiempos con aquellas personas queridas que forman parte de mi vida y no coinciden en esa ecuación artística”.

Es Lola Botello viene a compartir lo que sabe, y estará pronto en Cádiz, del nueve al trece de julio, impartiendo un interesante Taller de Interpretación en la Asociación Cultural Depurarte. Estaremos con ella.

 

Para abrir fuego, ¿cómo te posicionas ante el panorama cultural actual? ¿Qué opinas de lo que tenemos?

Así en general, te diré que me entristece y avergüenza. La cultura no forma parte de las necesidades de primer orden de nuestra sociedad y con esto nos estamos perdiendo saber quiénes fuimos, quienes somos y quiénes seremos, no estamos cultivando un pensamiento crítico, ni estético, no se respetan las disciplinas artísticas en la educación, y eso nos lleva a un empobrecimiento. Al margen de esto, sí que veo que, a pesar de que no haya mucho apoyo a los creadores y a la cultura, se hacen cosas hermosas y muy interesantes. Me gusta pensar que alguna vez, las personas que tienen el poder, tendrán esta mirada sobre las cosas y crearán estructuras para que las actividades culturales y sus creadores sean bien de primer orden. Mientras tanto, sigamos creando, aunque sea en los márgenes. Y sigamos confiando en lo que está por venir.

 

Entonces, en estos tiempos tan volubles, sin directrices claras, ¿cómo nos guían, qué nos ofrecen la cultura, el arte y, más concretamente, el teatro?

 El teatro nos ayuda a conocernos, a compartir, a gestionar las emociones y sobre todo a comulgar con el presente más bestia que conozco, es el único arte (junto con la música) que se produce en ese momento y según sucede, desaparece. Supongo que nos salva de nosotros mismos porque, paradójicamente nos enfrenta a nosotros mismos y eso nos ayuda a ser otros nosotros, o al menos despliega esa posibilidad.

 

¿Qué es para ti el éxito? ¿Qué opinas del ansia de éxito rápido y la generación influencer?

No sé lo que es. Supongo que para mí es levantarte cada mañana sintiendo que tienes una misión que cumplir y agradecer ponerte manos a la obra para hacerla, porque esa misión se ha convertido en tu profesión, además de en tu forma de vida. Lo demás, el éxito rápido, etcétera, es pan para hoy y hambre para mañana, ruido, cantos de sirenas.

Trabajo, trabajo y más trabajo. El éxito, eso también, que no falte. Y queremos saber más. Pronto estarás en Cádiz. Cuéntanos.

Este mes se cierra un ciclo de trabajo, termino mis clases de teatro de este curso con el Aula de Teatro de la Universidad de Huelva y de jazz vocal en la asociación Assejazz de Sevilla. Así que después de este taller que impartiré en Cádiz la segunda semana de julio, voy a parar un poco a descansar. Este año he estado de gira con mi banda de jazz Cordelia haciendo un espectáculo de teatro y música en directo, Un Paraguas Japonés, dedicado a la vida de Lotte Lenya y la música de su marido, Kurt Weill y con La Jaula Teatro, una compañía de Huelva, con la que hago una comedia muy divertida, Fuera de Órbita del dramaturgo americano William Missouri Downs. He terminado de grabar junto al músico Chiqui García un hermoso proyecto sobre Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez con voz y guitarra, que queremos que vea la luz pronto y he estado traduciendo material ligado a las artes escénicas, sobre todo, en el Teatro Central de Sevilla, donde trabajo como intérprete y traductora de las compañías extranjeras que nos visitan. Para el futuro, después del verano volveré a mis clases, a mis giras (hay fechas para el otoño con Cordelia y La Jaula Teatro), a mis traducciones (tengo entre manos un manual de técnicas de actuación que pretendo publicar en español y algunas obras de autores británicos inéditas en nuestro idioma) y me gustaría meterme en estudio con Cordelia para grabar el segundo disco fruto del trabajo con Un Paraguas Japonés. Además, hay en Sevilla un proyecto emocionante de teatro con compañeros que quiero y respeto, que espero que se cristalice y… esta cabeza no para, así que alguna cosa más seguro que surgirá.

 

Tus lugares en el mundo… 

Son previsibles: siempre el escenario, ya sea cantando, actuando, dando clases, compartiendo laboratorio con compañeros, viendo espectáculos y conciertos como espectadora, charlando sobre teatro o música… Otros están en mi soledad, la disfruto y necesito mucho, hacer cosas en casa, sola, estudiar, leer, escribir, cocinar, perder el tiempo… Y otros en esa otra vida que es sencilla y amable y de la que forman parte la familia y los amigos. Intento que mis locus amoenus estén siempre cerca del mar, pero no siempre lo consigo.

Sí es fácil encontrarme: la gente con la que trabajo o que estudian o han estudiado conmigo saben que a golpe de teléfono o mail respondo siempre. Aunque a veces, también me gusta desaparecer un rato y perderme para encontrarme y que se me pueda encontrar fácilmente cuando vuelvo.

 

Los artistas se construyen a partir de sus referentes.

Sí. Y los míos son infinitos y variados. De Ella Fitzgerald a Lola Flores, de Haneke a la telebasura, de Peeping Tom a la recogida de La Macarena. Me gusta mucho mezclar y todo me sirve. Me ha atraído siempre mucho lo popular, mis referentes creo que son muy cercanos en el fondo y cuando conozco algo aparentemente ajeno culturalmente (ya sea una compañía de teatro, un libro, una película, una canción…) yo siento una necesidad de llevarlo a mi casa, hacerlo mío. Me interesa lo local, mis vecinos, mi madre, lo que pasa en mi ciudad, las fiestas populares, porque creo que uno solo puede hablar de uno mismo, aunque para ello se nutra de referentes universales.

 

Y en tu faceta como docente, ¿qué te enseña a ti enseñar?

Sin aprender no se puede enseñar. Es más, yo creo que enseño para aprender. Enseñar te hace cuestionar continuamente el ejercicio de tu profesión, comprobar, seguir buscando y darte cuenta de que cada vez te queda más por saber. La energía que te da esto es algo muy preciado y necesario para mí. A los alumnos y a los que empiezan, intentos transmitirles siempre que el objetivo debe ser siempre el amor por lo que se hace y la necesidad de hacerlo cada día como algo hermosamente irremediable.

 

En fin: teatro, música, poesía y Lola Botello. ¿Qué le pides al Arte y a la vida?

Amor en todas sus acepciones, pasión, compasión, amor del bueno. Sin esto nada es posible ni legítimo.

Quejarse o creer y crear como quién hace claveles.

ARTÍCULO:

"El Bombín de Lautrec"

Opinión | Quejarse o creer y crear como quién hace claveles.
12.03.2018
www.elbombindelautrec.com

El Bombín de Lautrec me pide, como mujer y profesional de las artes escénicas, que escriba un artículo para el mes de marzo y claro, me lo ponen en bandeja. Porque marzo es el mes de las mujeres, de todas, también de las que trabajamos en las artes escénicas. Así que pienso que podría aprovechar y quejarme...

Podría quejarme, por ejemplo, de las desigualdades en nuestro sector. Como dice la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro, "las mujeres sufrimos las consecuencias de que no se nos valore igual que a nuestros compañeros. Por eso nos enfrentamos a una menor visibilidad, menor presupuesto a la hora de emprender proyectos, a la brecha salarial y a la brecha por edad". Pero no lo haré...

Podría quejarme también de que la compañía de teatro que fundé junto a unas compañeras y que se llamaba Valiente Plan, exclusivamente integrada por mujeres, cerró sus puertas después de diez años de producciones propias, giras y reconocimientos, asfixiada por la rueda de la administración y programación y el haber creído torpemente que la supervivencia de una compañía independiente pasaba por producir según las exigencias del mercado, en vez de seguir nuestra necesidad de investigar y hacer los procesos necesarios. Y ya sé que esta situación hubiera sido la misma si la compañía no sólo hubiera estado integrada por mujeres. Pero lo estaba... y para la oficialidad la paridad consiste en darte un punto si eres mujer en la casilla de una subvención que sabe a caramelo envenenado. Pero no, no me quejaré tampoco de esto...

Y como ya me he embalado, también se me ocurre que podría quejarme de los poquísimos papeles que tenemos las actrices ("Canas, arrugas, barriga y michelines, esas mujeres no salen en el cine" era una de las consignas que gritábamos el otro día en la manifestación del 8M las compañeras de artes escénicas que íbamos caminando juntas). Siempre he entendido mi trabajo desde el continuo cuestionamiento propio y del mundo. Ser intérprete no es más que convertirse en un hilo que con entrega y amor va de la creación al público. Ese hilo, en mi caso, tiene la mirada y el cuerpo de una mujer, que quiere estar en el escenario como es. Ahí radica mi posicionamiento: mis gestos, mi mirada, mi cuerpo son lo que son, y no están al servicio de lo que se supone que han decidido que seamos sin contar con nosotras, sino de otras miradas, voces y cuerpos que tienen que ser posibles. Eso sí, llegando el mes de marzo, se nos requiere para hablar de nosotras y nos contratan espectáculos sobre mujeres pero, en muchos casos, si ofreces ese mismo espectáculo en otra fechas, no interesa...

Desde que Valiente Plan,  cerró sus puertas, allá por el 2006, decidí crear mis propios espectáculos como actriz y cantante, dedicarme a la enseñanza de las artes escénicas y a las traducciones dentro de este sector. Así que a estas alturas, ya os habréis imaginado que soy autónoma, así, en femenino. Pues sí, podría quejarme también de que soy autónoma y que me cuesta exactamente 275,02 euros al mes, facture lo que facture. Soy experta en vivir en una cuerda floja tan precaria que he aprendido a ahorrar, a no poder invertir lo que quisiera en mis producciones, a no poder pagar ensayos, a tirar de la buena voluntad de amigas compañeras (así, en femenino), a guisármelo y comérmelo yo solita, a inventar y hacer todo tipo de gestiones que nada tienen que ver con mi profesión (editar vídeos, diseñar carteles o páginas webs, vender mis espectáculos, por poner algunos ejemplos...) en vez de contratar a profesionales y así crear tejido y a "perder" un tiempo precioso que podría emplear en seguir creando, formándome, reciclando materiales para mis clases, etc... Y ya lo sé, los autónomos en masculino sufren igual, lo sé, pero soy mujer y no soy madre, porque no quisiera ni pensar qué pasaría si a este panorama le sumamos uno o dos hijos...

Y así podría seguir quejándome y agotando las mil quinientas palabras que me han marcado para el artículo, pero no lo haré, porque llevo casi setecientas y aquí me planto, porque en las restantes quiero celebrar.

Y para celebrar, quiero hablar de que hace ya tiempo que decidí no quejarme más y ponerme manos a la obra. Creo y enseño por necesidad, por pulsión inevitable de contar y compartir, por voluntad propia de creer en mí misma y en la gente con la que lo hago: mis alumnas (así, en femenino, porque siempre son más mujeres que hombres), los espacios en los que enseño y me programan espectáculos (muchos de ellos asociaciones independientes que creen que otra manera de gestionar y crear es posible y necesaria), mis compañeros y compañeras de Assejazz (asociación de músicos de jazz de Sevilla a la que pertenezco y que bien merecería un articulo aparte, ya que en cinco años hemos construido casi sin ninguna ayuda oficial una programación estable de jazz en Sevilla, y sobre todo mis compañeras, con las que lucho para que haya más presencia de mujeres en la programación, para que las niñas no sólo quieran ser cantantes, sino también trompetistas, pianistas o baterías) los actores y actrices aficionados que me he encontrado por el camino en mis clases (siempre he pensado que un país que respeta e incentiva el teatro aficionado, además de crear público, cuida la salud de su teatro profesional), los compañeros y compañeras que seguimos buscando maneras de crear y dignificar esta profesión dentro de este desierto donde por no haber no hay ya ni Centro Andaluz de Teatro (noooo, definitivamente de esto no quiero hablar, prefiero comentar que acaba de crearse Las Vivas, un colectivo para fomentar la creación desde lo comunitario con la que espero que generemos nuevas vías de expresión y tejido y que pide también a gritos un artículo aparte), las programaciones que me alimentan el alma y que elevan la vida cultural de esta ciudad (el Teatro Central, por ejemplo, que nos pone todas las temporadas mirando pa Bélgica, Madrid, Barcelona y cuantas creaciones nos disparan posibilidades nuevas), el poder transformador y necesario del teatro en ámbitos extrateatrales (lo he comprobado en mis carnes en talleres que imparto en universidades, centros de la mujer y allí donde me llaman)...

Y si... también podría estar celebrando mucho más, pero se me acaba el número de palabras establecidas y soy muy de respetar.... No se si al final he empleado más palabras en quejarme o en celebrar, pero os prometo que a partir de ahora quiero ser más de celebrar que de quejarme. Celebrar me ayuda a seguir creyendo, porque (como diría mi admirado Pablo Messiez), en "la voluntad de creer" está el germen de la actuación.

Celebrar y dejar de quejarse, cantar y no llorar, como decía La Niña de los Peines: "mi mare me dijo a mi que cantara y no llorara, que echara las penas a un lao cuando de ti me acordara... Con el bele bele bele hacen las niñas claveles, que me lo dio un sevillano... que bonito y que bien huele por la mañana temprano"...

 

Hace poco, hablando con una compañera del panorama desolador de nuestra profesión, me decía "No nos damos cuenta de que como no nos dan ningún apoyo, no tenemos nada que perder y eso nos hace tremendamente libres, no somos conscientes de nuestro poder". Eso mismo me gustaría aplicarlo a las mujeres: durante siglos hemos tenido muy poco y ese nada que perder es el que nos debe dar fuerzas también para seguir avanzando. Están todos los personajes por crear, todas las obras por dirigir, todas las escenografías por diseñar, todas nuestras canciones por componer, nuestras vidas, las de esos personajes que sean mujeres libres con entidad propia, por contar encima de un escenario, como niñas, cantando, como quien hace claveles por la mañana temprano.